sábado, 18 de octubre de 2014

Diez Lunes

Tienes diez Lunes en tu espalda
y no me había dado cuenta,
también tienes,
cinco llamadas perdidas,
cuatro palomas borrachas,
tres preguntas incómodas,
dos finales,
y tan solo,
una espalda.

Tienes la manía,
de quererme cuándo me voy,
y luego,
querer que me vaya.

Porque de tanto darme la espalda,
me quede a vivir allí,
y de tanto darme la espalda,
le empecé a poner ojos,
y nariz,
y boca.
Rellené el vacío,
y te dibuje un poco mejor.

Me enamoré de lo humano de tus defectos,
y de lo sobrenatural de tus virtudes.

Me enamoré de una espalda con nombre de persona,
de una espalda que iba,
poco a poco,
perdiendo la l,
de una espalda que se acabó convirtiendo en espada.









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