domingo, 31 de agosto de 2014

Palabras

Lo noté antes de que llegase el segundo plato.  A pesar de su atención a cada tema de conversación, ella parecía en otro lugar.  Su forma de sonreír la delataba, pero sobretodo  su forma de mirar.  Nos miraba de una forma distinta, como si ya nos estuviese convirtiendo en recuerdo antes de irse, como si  estuviese materializando doce años de amistad en palabras. Y todas sus acciones iban acompañadas de un irremediable "ultimo día de mi vieja vida"   Las últimas horas se sucedían así: extrañas e irreales.
Lo cierto es que cuándo la ves mover su mano despidiéndose por última vez, no piensas que mañana y pasado y pasado, y un año entero, ella estará en otra ciudad.   No piensas que a cada segundo, ella estará más lejos, y más lejos, y más lejos.... O más cerca.


lunes, 25 de agosto de 2014

Espadas

El otro día salí de casa y me pasó una cosa muy rara. Era... Era un día normal, lunes o martes... Tal vez miércoles, ahora no recuerdo con exactitud. El caso es que yo me levanté como cada mañana a las 6:36 y el día empezó normal.  No sentí nada fuera de común en el café, y las tostadas sabían como siempre.  Tampoco noté al ponerme unos vaqueros que todo fuese a dar un giro tan insospechado minutos después.  En los primeros metros hacia la parada de bus, no percibí nada extraño.  Fue al llegar a la plaza de toros cuándo pensé que estaba sumida en una horrible pesadilla. Mirara a dónde mirara, la gente se daba la espalda.  Dos niñas intercambiaban cromos dándose la espalda, una pareja se besaba dándose la espalda, y un vendedor ofrecía sus productos dando la espalda a sus clientes.  Aquellas reiteradas y horribles imágenes siguieron repitiéndose y persiguiéndome a lo largo de todo el día. Fuese a dónde fuese, la gente se daba la espalda. Incluso los animales se dirigían entre sí dándose la espalda.
Y las espaldas iban a cada paso, perdiendo la l.

viernes, 22 de agosto de 2014

Mi maquina de vapor

El vapor del espejo de mi baño
me recordó algo que no supe muy bien explicar.
mientras el espejo se volvía nítido,
se empañaban mis ideas
y cuándo contemplé mi reflejo,
no sabia muy bien qué pensar.
La nitidez se había vuelto oscura,
y encontré claridad en la noche.
Cuándo mis ojos se empañaron,
se cubrieron con una grisácea neblina.
Como si tuviese un noviembre en Gijón en mis ojos.
y eso dificultaba el relacionarme con los demás.
El vapor del espejo de mis ojos,
me recordó algo que no supe muy bien explicar.
Creo que me recordó a mi misma.

Corazón ignorante

Te quiero, te espero, te extraño, te miro, te observo, te estudio.
y luego me olvido de la segunda persona.
Me río.
Me escondo.
Me desvanezco.
Me arrepiento.
Me voy.
Hasta que me canso de la soledad del la primera persona
y me convierto en un verbo irregular
que nunca se atreve,
que nunca empieza algo que pueda acabarse.
que nunca acaba algo que pueda empezarse.
que echa de menos algo que jamás tuvo,
y ese indefinible vacío, con el tiempo,
se convierte en primera persona.

(En me, te y se, siempre me falto el se.)

sábado, 2 de agosto de 2014

Ella entendió que él no había sido más que un tatuaje sin tinta.
Pero un tatuaje en un corazón lleno de garabatos.