domingo, 31 de agosto de 2014

Palabras

Lo noté antes de que llegase el segundo plato.  A pesar de su atención a cada tema de conversación, ella parecía en otro lugar.  Su forma de sonreír la delataba, pero sobretodo  su forma de mirar.  Nos miraba de una forma distinta, como si ya nos estuviese convirtiendo en recuerdo antes de irse, como si  estuviese materializando doce años de amistad en palabras. Y todas sus acciones iban acompañadas de un irremediable "ultimo día de mi vieja vida"   Las últimas horas se sucedían así: extrañas e irreales.
Lo cierto es que cuándo la ves mover su mano despidiéndose por última vez, no piensas que mañana y pasado y pasado, y un año entero, ella estará en otra ciudad.   No piensas que a cada segundo, ella estará más lejos, y más lejos, y más lejos.... O más cerca.


No hay comentarios:

Publicar un comentario