viernes, 22 de agosto de 2014

Corazón ignorante

Te quiero, te espero, te extraño, te miro, te observo, te estudio.
y luego me olvido de la segunda persona.
Me río.
Me escondo.
Me desvanezco.
Me arrepiento.
Me voy.
Hasta que me canso de la soledad del la primera persona
y me convierto en un verbo irregular
que nunca se atreve,
que nunca empieza algo que pueda acabarse.
que nunca acaba algo que pueda empezarse.
que echa de menos algo que jamás tuvo,
y ese indefinible vacío, con el tiempo,
se convierte en primera persona.

(En me, te y se, siempre me falto el se.)

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