domingo, 11 de septiembre de 2016

En calcetines por el mundo

Llamamos hogar,
no a una dirección y código postal,
sino al lugar dónde podemos andar en calcetines.

Llamamos hogar
a la coordenada geógrafica
que nos da  intimidad.
el espejo que nos enseña cómo somos,
la manta que nos acompaña los domingos,
la almohada que aguanta nuestras resacas,
las esquinas con las que siempre tropezamos,
los pósters, fotos y recortes que nos recuerdan que queremos -y a quién-
el microondas que sabe nuestros platos favoritos.

Llamamos hogar
al punto exacto donde nos protegemos del mundo.
Y cuándo nos vamos lejos,
siempre lo llevamos con nosotros.