lunes, 9 de noviembre de 2015

Las siete diferencias entre El Muro de John Lennon y El Muro de Berlín

Siempre he sido una seguidora acérrima de la libertad.
Siempre he sido una seguidora acérrima de eso que llamamos libertad.
Siempre creí que el sentido a la vida,  la felicidad más pura,  el porqué de la evolución... Incluso el ingrediente secreto de la coca-cola y el arca perdida,   se escondían en eso que llamamos libertad.
La libertad tiene muchos nombres.
Tiene muchas pieles.
Y se me llena la boca de humo cada vez que intento definirla.

Muchas veces me pregunto si la libertad es un momento.
Si eso que llamamos libertad es solo un momento.
 Si existe solo durante segundos, durante milésimas.  Si es una especie de orgasmo moral o espiritual.
Otras digo que la libertad solo existe en un sentido figurado,   una constante linea de meta   que se aleja siempre que te acercas.   Que es inalcanzable,  y por eso nos gusta.
Puede incluso,  que  la libertad no exista y si existiera,  nadie realmente la desearía.
 Ser libres,  estar solos.
 No depender de nada,  no necesitar a nadie: el valor egoísta y solitario de la libertad.
Si eso que llamamos libertad es realmente una mierda.

Pero siempre he sido una seguidora acérrima de la libertad,  y no voy a dejar de serlo.   La soledad solo se disfruta cuándo es una alternativa y no una imposición.  Y creo que la libertad es algo más que no estar preso.   La libertad es sentirte vivo.   Estas aquí,  y es lo que importa.  Después de las derrotas,  después de las caídas,   antes de otras derrotas,  antes de otras caídas...
Formas parte del mundo y no necesitas nada más.
Respiras.
La sangre corre por tus venas.
Tus neuronas están funcionando.
Los poros de tu piel sienten el frío de la madrugada.
Estás vivo.

¿Quién necesita algo más?


(Volver a leer si estás de bajón) 

Cocodrilos

A veces siento que estoy caminando por una cuerda floja
y que en la caída,
me esperan un centenar de cocodrilos en el agua.

Tengo vértigo demasiadas veces a la semana,
me refugio en la verdad a medias,
y cuándo me arriesgo,  la cuerda tiembla.
y cuándo miro a alguien a los ojos,  la cuerda tiembla.
Mis esquemas se resquebrajan,
mi empeño por mantener el equilibrio se va a la mierda.
Tengo miedo demasiadas veces a la semana.

Y con el tiempo ya no se si son más peligroso.
los cocodrilos o la cuerda.