jueves, 16 de marzo de 2017

Conversaciones en Facebook a las dos de la mañana

Cuándo hablo de tí y me preguntan dónde te conocí. ¿En el instituto? ¿En la universidad? No, en un concierto.   

Los diarios que la Ángela de diez años tiró por verguenza a la basura ahora me hacen feliz.  Porque yo alguna vez también tiré algún diario.   Y seguro que alguien en tú clase se hubiese sentido feliz con tus diarios.   Me gustan las vidas paralelas en diferentes colegios, pupitres y libros de texto.

Hay gente que es valiente porque es imprudente o estúpida, tú eres valiente porque eres inteligente y nunca ves que en una calle con gente hay solo calle y gente o que en un vaso de agua hay solo un vaso y agua.   (Quizás debería haber dicho cerveza)  Hay personalidades que son como una dieta equilibrada; un poco de simpatía, un poco de espontaneidad, un poco de seriedad....Pero sin pasarse,  que si es mucho luego es malo para la digestión.  Tu eres cada día distinta ,  pero la esencia se mantiene día tras día.  Por eso siempre es divertido irse a tomar unas cervezas contigo a dónde sea.  Incluso un vaso de agua.

Todas las personas que conocemos y admiramos tuvieron que empezar,  y algunos estaban en la escuela de cine de París pero otros estaban en Gijón  y sitios así, que necesitas siete veces más fuerza para animarte a hacer algo,  pero siempre empezaron con algo,  me la suda que me admiren o no pero quiero hacer las cosas que me apetece hacer.   Tengo que decir, que aprendo más contigo que en la escuela de cine de París.   Que todo algún día será la contraportada de alguna pelicula que nadie verá pero que nuestros cuerpos arrugados de ochenta años se respigaran al pensar sobre ello.  Si no vivimos al máximo, explotamos.

Y miras al pasado y piensas " Joder Ana, que lista eras aunque te pusieses todos los sábados aquel jersey del loro horrible"

Y miras al pasado y piensas " En cuarto de la Eso era a hostia, discutia con todo el mundo porque nadie pensaba lo mismo que yo y Candela me decía que lo hacía aposta y simplemente era que no voy a callarme dos veces para que parezca que no estoy en contra,  y  un día a final de curso vino una chica que hablaba poco pero era lista y se habían reído años antes de ella y me dijo como emocionada:  Ángela gracias por responder siempre en clase"

No sé a ti (Ana), pero hay veces que se me mete el drama dentro de una forma hasta confusa. De repente estar en la calle no tiene sentido, aunque haga 25 grados y un sol de terraza. No tiene sentido porque voy caminando, siempre subiendo la cuesta, y sin ganas ni de buscar optimismo en los auriculares (que perdí hace unos tres meses), miro al suelo y me quejo para dentro del calor, de por qué hace tanto sol si es marzo y viernes, y tengo que entrar en clase a sentarme 3 o 4 horas durmiendo y escuchando a la vez. Luego salgo y es todo falso, que yo me vaya a Gijón, que me quede en Oviedo, que coja un bus a Madrid o un avión a Tailandia, no importa y no cambia nada; pasan cosas y se suman a la lista de gracias para hacer en grupo, contar sonriente que conocí Rusia, que toco en un estadio ante 20.000 personas, que escribí en una revista famosa; nada emociona, nadie se emociona si no es por lo propio. Viajé a Berlín y visité los campos Elisios, en un pueblo de Pravia conocí a un hombre de 750 años, aprendí a volar pero me corté el pelo; hablar y que nadie escuche, ¿qué es lo que más importa? Que a nadie le importe nada. Es cuando escucho que pierde el sentido, cuando nadie sentado enfrente tiene nada que me interese. ¿Voluntariado con ancianos? ¿Niños ciegos con síndrome de down? ¿Refugiados en Bolivia? 30 segundos de admiración y aburrimiento: egoísmo hasta los límites, “hago cosas buenas para sentirme mejor”. Tardes sentada en la cama. Hoy limpio, hoy ceno, hoy no hago nada. Son días que se me olvidan si no guardo aquí unas líneas. Empecé el curso en septiembre y de los primeros meses recuerdo poco más que el sabor del café soluble extradulce que compré el primer día. Estuve unos meses sin comprar azúcar para ver si me acostumbraba. ¿Dónde está la magia? Ahora no la encuentro. Está en que siempre, en los meses que ahora casi no recuerdo, descubrimos cosas. Yo qué sé, momentos de lucidez de 30 segundos en los que pienso: anda, esta es la diferencia entre estereotipo y original / anda, me miran al entrar y siento pena por ellas. Que pase lo que esté pasando, sea triste o sea muy guay, nosotras crecemos.

Este verano o el siguiente ,o en cualquier estación, incluso en estaciones de buses y trenes, alquilaremos nuestro piso en cimavilla y rodaremos nuestra película.   

Y te juro que son las dos de la mañana y estoy con la luz apagada y Lucía durmiendo en el cuarto piso de una casa en el centro de mi querida Szeged  y me siento igual que todas esas noches locas entresemana que íbamos a la corrada a beber una cerveza y a hablar durante horas de todo y siempre acabábamos llegando a las tantas.



miércoles, 15 de marzo de 2017

A los doce


No somos tan mayores
como creíamos que seríamos 
cuándo teníamos 12 años.

No somos tan guapos 
como decía nuestra abuela,
Pero no somos tampoco tan malos,
como decía la profesora de matemáticas.

Somos algunas cosas que siempre soñamos,
y otras que jamás pensamos que llegaríamos a ser.

Pero creo que lo mejor de todo esto es que a veces,
y más muchas que pocas,
 a los 20 siento que tengo más 12 años que a los 12.