martes, 24 de junio de 2014

Ya ves,

Entonces intenté llegar a casa pero la llave no encajaba en la cerradura y por más que lo intenté no obtuve resultado satisfactorio, así que probé a llamar al cerrajero y me dijo que el problema no era de la llave ni la cerradura si no mío.  Yo me ofendí al sentir como infravaloraba mis capacidades, ¿Como no iba a saber abrir la puerta? Llevaba tres años haciéndolo y nunca había tenido dificultades.  Llamé a otros cinco cerrajeros y todos me decían que el problema no era de la llave ni de la cerradura.  Sin embargo, insistí en que me cambiasen la cerradura  pero tampoco eso sirvió de nada.  Tuve que hacerme a la idea de que esa había dejado de ser mi casa.

sábado, 21 de junio de 2014

Deter-gente

Me he quedado sin detergente y no puedo sacarte de la cabeza y bajo el super en zapatillas y parece que fue ayer cuándo fuimos por primera vez al cine  pero lo cierto es que no encuentro el maldito detergente en ningún sitio y empiezo a quedarme sin cosas que recordar porque no quiero cereales ni jodidas galletas de perro yo solo quiero el detergente más barato que anuncian por la tele y sale una chica muy feliz con un marido feliz y unos felices retoños rubios y preciosos y creo que fui una gilipollas cuándo me inventaba excusas para quedar contigo  pero ahora no encuentro detergente para limpiar un poco tu recuerdo, y el super va a cerrar y yo sigo aquí, en zapatillas.

domingo, 15 de junio de 2014

TIC- TAC

Ayer te vi . Y antes de ayer creí verte cien veces el mismo día. Pero eso no es nada: hay meses en lo que te encuentro en cada invitación a una copa, o en cada roce inocente en una discoteca. Incluso cada vez que un chico me pregunta si tengo fuego, o cada vez que  me dice que me aparte de la puerta que quiere salir.
Luego me di cuenta de que aquellos chicos no eran tu.  Y ahora me pregunto si existes.
Quiero decir,  fuera de mis imaginaciones.

equiBocación

Finjo que no te veo aunque te tenga delante y hablo un poco más alto de la cuenta.  No sé, creo que me has visto.  Disimulo, me río, bailo un poco y canto un poco más alto de la cuenta.  Sí, seguro que me has visto. Y tus amigos.  También mis amigos te han visto.   Sigo fingiendo que no me importas. Qué irónico fingir lo que antes intentaba ocultar. Al final te acercas, o me acerco... No lo sé muy bien.
Nos besamos.
 Me estoy equivocando... Más de la cuenta.
   
(Pero aún no tengo claro porqué esta equivocación se ha convertido en mi vocación)

martes, 10 de junio de 2014

Te etc

Te echo de menos y la gotera de mi cuarto no para de escupir agua. Creo que tengo que llamar al fontanero pero sigo pensando en ti. Recuerdo lo bien que lo pasábamos y ahora el suelo está completamente encharcado. Creo que te sigo queriendo pero la vecina me dice que debo arreglar esto de una vez.  El agua llega a al altura de las rodillas y justo acabo de recordar la primera vez que nos vimos pero ya se hace tarde y no sé como arreglar esto.  El agua roza mi cuello y te echo de menos. Estoy apunto de ahogarme pero tampoco ahora me atrevo a decirte que te quiero.

Vecinos

Aveces desvio  la vuela a casa,
cambio la dirección aunque suponga rodeo,
ando un poco de más,
camino unas calles diferentes
Para poder pasar por tu portal.
Mientras tanto imagino qué podría pasar
si nos volvemos a cruzar
Pienso cómo podria actuar,
si te recriminaría todo lo ocurrido,
o haría como que me da igual.
Aveces desvío la vuelta a casa,
cambio la dirección aunque suponga un rodeo,
pero joder,
siempre acabo llegando a mi portal.
Creo que debemos dejar de vivir juntos.

59

Aveces sientes como te alejas.
Cuándo la distancia es mucho más
que unos metros de diferencia,
que unos días sin veros,
o demasiadas tardes
sin hablaros, sin pensaros
Aveces sientes como la distancia,
se transforma en un nuevo tipo de cercanía,
con todas las personas que no son él.
Y hablas de él de una forma fría, y monótona
o mejor dicho,
hablo de él, de una forma fría y monótona
Entonces me doy cuenta de que realmente
nunca te deje formar parte de mi vida.
Pero ni siquiera se si realmente me importa.

Por ahora no vuelvas a llamar.

lunes, 9 de junio de 2014

La belleza de no poder recuperar algo

Tal vez no estemos lo suficientemente preparados,
como para apreciar toda la belleza que hay en el mundo.
Y no hablo de un chico,  o de una chica,
pero el hecho de que la palabra bello te recuerde a alguien,
es algo bello de por si.
Tampoco hablo de cataratas entre frondosas montañas,
de plazas con palomas una tarde de domingo,
o de  la individual colección de cosasquesolotegustanati,
Hablo de cosas más simples,
una sombrilla volando por la playa,
el polvo del aire alumbrado por un foco,
Hablo de la belleza cotidiana,
y no hablo de un chico, o una chica,
pero el hecho de que la palabra belleza cotidiana te recuerde a alguien,
es algo bello de por sí.
Hablo de la parte del día que suele pasar desapercibida,
y de lo que te olvidarás a la mañana siguiente.
Hablo de cosas que podías haber contemplado pero te has perdido.
Hablo de qué hubiese pasado,
 si hubieses mirado a la izquierda mientras esperabas al bus.
Y ya jamás contemplarás.
Hablo de esas cosas que se repiten, pero nunca igual
Hablo tal vez, solo de tiempo
de la belleza del tiempo despercidiado,
Hablo de la belleza de lo que me he perdido escribiendo esto,
mientras el cielo se vuelve anaranjado,
y no podré recuperar,
porque realmente, da igual.
Hablo de la belleza de las cosas sin importancia.
Hablo de la belleza de no poder recuperar algo




Un poco y aveces

Te echo de menos.
 Bueno, solo un poco... Aveces. No te lo creas del todo.Tampoco me creas cuándo te diga que no lo creas. Duda de mi. Pero un poco....Aveces. Así estarás igual que yo. Dudado de todo, dudando de ti. O mejor no lo hagas, no se si mi orgullo podría soportarlo. O tal vez, la que tendría problemas con eso solo sea  mi maldita confianza. Me alegro que no me hayas llegado a conocer del todo, aunque más alegraría no haberte llegado a conocer. Estoy exagerando otra vez. Es solo que sonando Bob Dylan en mi habitación. Nuestra canción. Bueno vale, estoy mintiendo. Tu y yo nunca llegamos realmente a tener canción.  Y eso, es lo que más me jode. Que ahora todas las canciones me recuerdan a ti.
Un poco, aveces.

viernes, 6 de junio de 2014

59 minutos

Sucedió deprisa,
su nombre en la pantalla y el móvil sonando
después de cinco meses juntos
la ultima llamada,
una cosa llevó a la otra,
las buenas formas derivaron en reproches,
y los reproches se convirtieron en agonías,
y después gritos, las agonías fueron afonías.
Una última llamada.
Se dijeron todo lo que no se habían dicho en bastante tiempo,
aunque fuese de forma impersonal,
y reescribieron la historia no contada,
no apta para corazones sensibles.
los trapos sucios que se ocultan para fingir normalidad,
o por miedo,
a empezar de cero, a terminar solo
Hicieron un repaso de 59 minutos de los secretos  de esos días,
echándose mutuamente la culpa y luego pidiendo perdón,
o a la inversa,
dejando pasar el tiempo sin pasar por él,
huir de la formalidad buscando estabilidad,
siendo una contradicción de términos,
en el que siempre hay alguien que lo acaba pasando mal,
y alguien que lo acaba.
intentado agarrarse a alguna buena excusa que permita colgar.
Colgar la chaqueta en el armario.
Colgar un cuadro en la pared.
Colgar la llamada.
Y  aquellos 59 minutos, duraron igual que los 5 meses.







Sombras

Aceleró el paso y metió las manos en los bolsillos.
La bufanda le tapaba hasta la nariz, y observaba en sus puntiagudos zapatos,
el brillo de las farolas.
Alguien le seguía, estaba seguro.
Aceleró más el paso, jugueteo con sus manos en los bolsillos.
Pasó por delante de la plaza de toros,  y noto una presencia extraña.
Se giró rápido: no había nadie.
Sin embargo,  juraba concienzudamente que,
ese Sábado a las 24: 00 había alguien más.
Un coche atraviesa rápido la carretera
ruido de persianas desde un edificio cercano:
Una vieja le mira desde sus gruesos anteojos con desaprobación mientras baja las persianas.
Llevaba cuatro días con los mismos calcetines, con la misma chaqueta, con el mismo peinado,
con los mismos zapatos puntiagudos, con el mismo reflejo de farola.
Una sombra extraña le asustó en la avenida Pablo Iglesias:  no había nadie.
Sin embargo, el volvería a jurar concienzudamente que,
ese Sábado a las 24:00, había alguien más.
Nunca se había sentido solo. En sus 34 daños nunca se había sentido solo.
Empezó a correr lo más rápido posible, tenía tanto miedo que sus piernas se movían solas.
Alguien le seguía, estaba seguro.
Su corazón estaba a punto de reventar, y sus ojos a punto de desorbitarse.
La bufanda se había perdido por el camino.
Entonces se paró, y sacó las manos de los bolsillos: se había dado cuenta.
Aquella presencia extraña, aquella sombra extraña... Era la suya.
Ese Sábado,  a las 24: 05,  juraría concienzudamente, que estaba solo.



martes, 3 de junio de 2014

Adiós

A sus amigos les dijeron que había sido culpa del frío,
A sus conocidos les dijeron que había sido culpa de la humedad,
A sus familiares no les querían contar nada, pero insistieron, así que confesaron que toda la culpa
era solo de  la niebla.
A sí mismos se dijeron, que ellos no tenían ningún tipo de culpa.
Al frío,  a la humedad,  y a la niebla, le dijeron que era culpa de Gijón.
Pero sabían de sobra que una ciudad no tiene la culpa de quedarse de pronto sin recuerdos,
sabían de sobra que la culpa era de ellos por no querer recordar.

domingo, 1 de junio de 2014

Bifase

Cuándo le conoció, sintió como las letras de salida de emergencia parpadeaban en su frente. Apareció en sus siguientes pesadillas y empezaron a compartir el café. Luego las prisas, y más tarde risas.
Al perder la p, también perdieron la e, y la r, e incluso la o.   
Cuándo se desconocieron, en cambio,  casi ni lo notaron.  Se volvieron trasnparentes y se fueron alejando.  Ella conoció a otros chicos con salidas de emergencia, y él conoció a otras chicas gritando socorro.  Sin embargo, aunque se desconociesen, se seguían conociendo en cada persona que les presentaban, y en cada pesadilla.