viernes, 6 de junio de 2014

59 minutos

Sucedió deprisa,
su nombre en la pantalla y el móvil sonando
después de cinco meses juntos
la ultima llamada,
una cosa llevó a la otra,
las buenas formas derivaron en reproches,
y los reproches se convirtieron en agonías,
y después gritos, las agonías fueron afonías.
Una última llamada.
Se dijeron todo lo que no se habían dicho en bastante tiempo,
aunque fuese de forma impersonal,
y reescribieron la historia no contada,
no apta para corazones sensibles.
los trapos sucios que se ocultan para fingir normalidad,
o por miedo,
a empezar de cero, a terminar solo
Hicieron un repaso de 59 minutos de los secretos  de esos días,
echándose mutuamente la culpa y luego pidiendo perdón,
o a la inversa,
dejando pasar el tiempo sin pasar por él,
huir de la formalidad buscando estabilidad,
siendo una contradicción de términos,
en el que siempre hay alguien que lo acaba pasando mal,
y alguien que lo acaba.
intentado agarrarse a alguna buena excusa que permita colgar.
Colgar la chaqueta en el armario.
Colgar un cuadro en la pared.
Colgar la llamada.
Y  aquellos 59 minutos, duraron igual que los 5 meses.







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