Al perder la p, también perdieron la e, y la r, e incluso la o.
Cuándo se desconocieron, en cambio, casi ni lo notaron. Se volvieron trasnparentes y se fueron alejando. Ella conoció a otros chicos con salidas de emergencia, y él conoció a otras chicas gritando socorro. Sin embargo, aunque se desconociesen, se seguían conociendo en cada persona que les presentaban, y en cada pesadilla.
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