martes, 30 de septiembre de 2014

Le dije: No te vayas.

Le dije : no te vayas pero él me miró y aceleró. Perseguí unos segundos su ruido en la carretera.El coche cada vez se hacía más pequeño, mientras su recuerdo se hacía cada vez más grande.Yo le había dicho que no se fuese, y él había acelerado.Yo le había pedido por favor que no se fuese y él había acelerado.Las calles estaban húmedas: llenas de charcos, llenas de gotas suicidas en los bordillos de las aceras.  (Y juro que esa lluvia era de cristal) .El me miró, lo recuerdo bien.  Antes de marcharse. Antes de de pisar el acelerador.El ambientador de pino de su retrovisor se balanceó con fuerza.  No te vayas, le susurré. No te vayas por favor, le repetí más alto.  No te vayas joder, no te vayas, supliqué.   Pero no me atreví a decirle quédate. Pero él piso el acelerador. Pero antes me miró, lo recuerdo bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario