lunes, 8 de septiembre de 2014

La cerveza

 Intente reconstruir lo que había pasado la anterior noche.
Y luego,
me esforzé por detener el tiempo.
Pero no lo conseguí.
Me desperté con la misma sensación de irrealidad 
que había comenzado en la segunda cerveza.
Culpé al amor de todo,
y sobretodo, de las imperfecciones humanas
que nos obligan a necesitar a los demás.
A necesitar una cerveza.
A necesitar la maldita sensación de irrealidad.
A necesitar el verbo necesitar.
Le culpé al él de todo,
de mis problemas,
de mis utopías y distopías
Le culpe a él de mí, 
y a mí de él.
Nos culpe de nosotros mismos.
Nos culpe por no querernos lo suficiente,
y por no odiarnos lo demasiado.
Convertí mi sonrisa en veneno,
Y después de besarnos, le insulté.
y después de insultarnos, nos besamos.
Luego soñé un poco con sus manos,
sin saber a ciencia cierta,  si esas eran sus manos.
O solo algo dónde aferrarse.
solo algo dónde no sentirse solo.
Pero no es culpa buscar que me amen,
en vez de amar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario