jueves, 22 de octubre de 2015

La mujer que casi conoció a Francis Ford Coppola


Lo mejor de los grandes genios es que parecen personas normales.
 Coppola tiene dos ojos como todos los demás,  tiene pestañas como todos los demás,  tiene retina e iris como todos los demás... Pero no ve el mundo de la misma forma que todos los demás:  Lo mejor de los grandes genios,  es que son personas normales.   Personas normales que saben hacer cosas extraordinarias.  

 Coppola,  yo ,  y 99 personas más.  Una coca-cola en la mesa porque no me dejan pedirme una caña.   Un papel roto porque estoy algo nerviosa, y una sonrisa de emoción por el momento que se acerca. Coppola entra en el café dindurra algo avergonzado,  tal vez por las atosigantes cámaras que le persiguen, tal vez por el exceso de mitomanía que se respira en la sala.   Se sienta,  se acerca al micrófono,  comprueba que funciona,  y mira al público.  Coppola,  yo,  y 99 sonrisas más.

"Uno de los pocos hombres que no necesitan presentación" Dice la mujer que se sienta a su derecha. Y es cierto,  ¿Puede uno vivir en en el planeta tierra sin haber visto o sin que le suele la película de El Padrino?  Salvo que pases el día en una cueva, la respuesta es no.   Pero Coppola es mucho más que El Padrino.    Es también ese emocionante comienzo de Apocalipse Now al ritmo de The Doors,   el sorprendente final de La Ley de la Calle y el implícito espíritu de libertad de Rebeldes

"¿Nadie me va a preguntar sobre el futuro del cine? Está bien,  hablaré de ello igualmente?" Dice,  provocando risas en el público.  Habla de la necesidad de contar historias,  de la necesidad de pensar de una manera distinta,  de la necesidad del arte. Voces y gritos irrupen momentáneamente la sala:  !Letizia ! !Letizia!  Pero nadie se gira:  Aquí reina el cine.  El futuro del cine está en nosotros,  y en los que están fuera,  y en cualquier persona que coja una cámara y empiece a grabar.   No importa tanto la técnica,  importa que las películas sean personales.  Que hablen de pensamientos, sentimientos y emociones.  El futuro del cine es libre. 

Coppola nos mira,  y nos mira alguien que ha mirado a Diane Keaton, a Al Pacino, a Marlon Brando,  a Martin Sheen, Denis Hooper,  Nicolas Cage,  Mat Dillon,  Micky Rourke,  Michael Higgins,  Antony Hopkings, Matt Damon,  Gary Oldman,  Steve Buscemi,  Richard Gere,  Diane Lane, Robert De Niro... Y de repente , es como si todas esas personas nos mirasen a nosotros.   Coppola,  yo, y  10000 personas más.

Antes de despedirse,  Coppola rompe un vaso de agua y se ríe.  Los grandes genios también rompen vasos de agua y luego se ríen de ello, pienso, y eso es precisamente lo que les convierte en genios.

Coppola,  yo, y 99 sonrisas más,  y 1000 personas más,  y un recuerdo para toda la vida.



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