De las setenta y nueve cosas que te ofrece la vida cada día, a veces solo nos importan dos. Vivimos esperando a que sea viernes sin saber muy bien porqué. El tiempo pasa, el tiempo pasa, y cada segundo es un adiós de algo que fue y deja poco a poco de ser importante. El calendario es como una enorme goma de borrar. A dónde va la energía que deja de fluir, dónde están los momentos no vividos, qué pasa con lo que se quedó en el aire. No sé cuántas canciones habré escuchado a lo largo de mi vida o cuánto tiempo me habré pasado dentro de un ascensor. Hoy, todo lo que perdí vuelve a mí en forma de canción. De las setenta y nueve cosas que ofrece la vida cada día, me importan ochenta.
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